EL GATO, EL ZORRO, EL LOBO Y EL DEMONIO.
 
 
Protagonistas de un amplio folclore terrible, condenados moralmente, odiados y ejecutados de todas las formas posibles, los lobos, los zorros y los gatos son, posiblemente, algunos de los animales que han dado lugar a la creación de las leyendas más negras.
 
Representan al intruso, al enemigo público número uno, al extranjero que viene a quitarnos lo que es nuestro, al diferente, al que quiere apoderarse de todo aquello que por derecho creemos que nos pertenece..
Encarnan nuestros miedos más atávicos, algunos reales, otros imaginarios: el miedo a ser atacados, heridos, robados, a quedarnos solos, a perderlo todo..
Mezquinos, terroríficos, vinculados al mal, abominables, casi la totalidad de las representaciones artísticas en las que aparecen, tienen como objetivo mostrar su maldad y su depravación moral.
Mentiroso, ladino, ladrón y astuto en el caso del zorro, sanguinario, sediento de sangre y asesino en el del lobo, y, en el del gato, responsable de casi todos los males que suceden en el mundo,
 
En el siglo XIII, el Papa Gregorio IX declaró que el gato era una criatura diabólica, eso produjo una masacre en toda Europa.
Posteriormente, Inocencio VIII, los declaró portadores del mal, compañeros de las brujas y representantes del diablo. Como consecuencia de esto, montones de ellos fueron quemados vivos.
En las festividades religiosas, un gran número de gatos fueron quemados también como parte de algunas celebraciones.
En ocasiones algunos fueron incluso emparedados vivos en casas y otros edificios cuando se construían, creyendo que esto traería buena suerte.
Algunas de las supersticiones sobre los gatos se han mantenido hasta el presente, como por ejemplo creer que, cruzarse con un gato negro, trae mala suerte ,
 
Según la tradición, el zorro fue creado por el Demonio como réplica al perro, creado por Dios.
En la Edad Media se creía que las brujas adquirían forma de raposo para perpetrar sus fechorías.
Al igual que los gatos, fueron quemados en las hogueras de San Juan con el objetivo de ahuyentar a las brujas y romper los maleficios.
En el mundo rural, cruzarse con un zorro suponía la llegada inminente de la desgracia que recaía sobre toda la familia.Tal era su temor, que se evitaba pronunciar su nombre, en la creencia de que ello le atraería  y supondría una vida de infortunio.
En la época actual se les sigue considerando alimañas a abatir y son envenenados, atrapados en cepos, disparados y cazados en sus propias madrigueras. 

 
Los lobos también han protagonizado todo tipo de leyendas oscuras siendo posiblemente los más agraviados y temidos.
Protagonista de relatos de terror, capaz de arrasar pueblos enteros, cuesta creer que este precioso animal era el mamífero que ocupaba mayor distribución en el mundo por encima del zorro y por detrás de los humanos y que, en este momento, esté al borde de la desaparición en algunas zonas, debido a la implacable persecución que ha sufrido.
Ganaderos y cazadores han hecho su agosto con los falsos ataques sobre sus animales, lo que les ha permitido cobrar los seguros de la administración y también los privados.
De un tiempo a esta parte, se ha creado una corriente de odio a los gatos por parte de grupos que se autodenominan conservacionistas fundados por cazadores y con cazadores en su Junta Directiva y entre sus miembros, que, con una desfachatez y una enorme falta de autocrítica, culpan a los gatos del declive de la fauna.
En sus artículos, omiten intencionadamente factores como la caza, los tendidos eléctricos, los agroquímicos, la destrucción de los hábitats, el efecto invernadero debido al consumo de carne, la deforestación, los vertidos...
Nada de esto les interesa mencionar, ya que eso supondría tener que revisar sus privilegios y admitir su enorme culpa, así que mejor continuar con el trabajo del Papa Inocencio VIII y quemar a los gatos.
Una parte del mundo de la conservación está adquiriendo una deriva lamentable y muy alejada del sentir popular, en una sociedad cada más sensible y más dispuesta a convivir de forma respetuosa con los demás animales.
Sus aportaciones no suman, no ayudan a los animales, no mejoran el medioambiente.., solo destruyen y aniquilan derribando esa fina línea que separa a ese mundo que se supone conservacionista, de ese otro formado por aquellos que gestionan la naturaleza a tiros.
La gatofobia, zorrofobia y la lobofobia son variedades de demonopatías en las que los sujetos representan todos los atributos humanos más execrables y ofrecen la oportunidad de unirse en la búsqueda de un enemigo común dando sentido a la vida de mucha gente.
No nacemos sabiendo cuál es nuestro lugar en el mundo y nadie nos explica quiénes somos y, en no pocas ocasiones, pasamos la vida deambulando buscando algo o alguien a quien amar o a quien odiar.
Y el odio a un enemigo común funciona como un pegamento indisoluble, mucho más poderoso que el amor, desgraciadamente .
 
 
 
Free Fox.

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