LARA Y LOS ÁNGELES Y DEMONIOS
LARA Y LOS ÁNGELES Y DEMONIOS
Resultaba muy extraño tener un nombre. Antes siempre le habían llamado cosas como
alimaña, bicho asqueroso, sucia basura… así que de repente tener un nombre bonito era
algo extraño y sorprendente. Claro que no era eso lo único que había cambiado. En
realidad, ya nada había vuelto a ser igual.
El principio de todo no lo recordaba muy bien. Simplemente tenía una vida como
siempre la había tenido, cazaba, buscaba comida y refugio y es verdad que cada vez
tenía que acercarse más al pueblo porque no le resultaba tan fácil encontrar alimento
lejos de ellos.
Y entonces fue cuando aparecieron en su vida los demonios. Les escuchaba maldecir y
la perseguían, le intentaron disparar varias veces, pero ella era más lista y siempre
escapaba, así que al final decidieron poner esas trampas crueles para tratar de acabar
con su vida.
Y casi lo consiguen. En aquél terrible día en que no pudo evitar los cepos sufrió más de
lo imaginable, pero aun así no dejó de luchar. Los demonios no podían ganar. No esta
vez.
Quedó dolorida y herida y creyó que realmente aquello sería su fin a pesar de haber
conseguido escapar de la trampa con dos patas parcialmente amputadas. Nadie puede
imaginar ese dolor. Pero Lara era fuerte, los demonios no contaban con eso, y se
sobrepuso al dolor y siguió buscando la forma de seguir adelante. Encontró un lugar
donde podría conseguir comida sin necesidad de cazar, algo que ya no podía hacer. Y
allí fue donde aparecieron los ángeles.
Después supo que estos ángeles habían puesto en marcha una cadena de ayuda para
intentar salvarla comunicándose entre ellos de alguna manera extraña. El problema es
que los ángeles y los demonios son físicamente iguales y Lara no podía distinguirlos,
por lo que huía siempre aterrada cuando alguno intentaba acercarse, incluso aquellos
que la alimentaban.
Un día, sin embargo, después de ver muchas veces a varios de estos ángeles tratando de
acercarse a ella, la tentación fue, por fin, demasiado grande y entró en la jaula que le
habían preparado para ponerla a salvo. Lara creyó, al verse otra vez en manos de
demonios, que ahora sí iban a acabar con ella…
Pero ocurrió algo muy distinto. La llevaron a un lugar donde había un olor peculiar y
allí el dolor, de repente, desapareció. Esa sensación de no sentir dolor por primera vez
en tanto tiempo le hizo comprender que ahora estaba rodeada de ángeles y no de
demonios.
Además, le habían buscado un lugar hermoso en el que podría vivir segura a pesar de no
poder volver a cazar. Y le habían dado un nombre.
Lara, la zorrita superviviente de un cepo a la que salvaron los ángeles que, esta vez sí,
ganaron a los demonios.
ANA GONZÁLEZ
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